sábado, 9 de enero de 2010

La generación del 27.

¿Aquél momento ya es una leyenda?



Un recorrido transversal por un conjunto de enclaves de la literatura y las artes en 1928 y 1928. Esta es la propuesta en la Residencia de Estudiantes de Madrid. La exposición es una delicia porque repasa la obra de un grupo al que la España del siglo XX le debe mucho, tanto que cuando el visitante se embelesa con la película El deseo y la realidad que se exhibe en la muestra no deja de sorprenderse. Pintura, libros y revistas nos abren los sentidos.
El elenco de personajes es tal que desborda, la producción literaria fue tan rica, tan brillantemente plasmada en ediciones atractivas, que el tiempo se detiene mientras leemos los textos de Ortega, Alberti, Lorca, Aleixandre y tantos otros. Cuando tomamos conciencia de que la Guerra Civil truncó todo aquello nos damos cuenta del daño que hizo aquel paso atrás que llevó al exilio exterior o interior a tantos autores, a tantos artistas.
Sólo por la contemplación de los carteles de Giménez Caballero que abren la exposición merece la pena subir por la calle Pinar y cruzar los jardines de la Residencia por los que pasearon Alberti, Dalí, Lorca, Cernuda o Salinas.
¡Cuánto arte! ¡Cuánta cultura!
Los paneles de La Gaceta Literaria o de la Revista de Occidente, las vitrinas con las numerosas revistas literarias o las fotografías y óleos de las colecciones particulares van despertando el apetito, calmado con los dibujos originales de Lorca y las primeras ediciones de tantos libros de versos.
Pasen y vean… y busquen al ganadero y poeta Villalón o al gran Sánchez Mejías para hacer una reverencia ante dos mecenas que hicieron posible aquel momento que ya es una leyenda.

domingo, 3 de enero de 2010

Amor al mar. Las caracolas de Neruda

Poemas, versos en pantallas luminosas que se enroscan en sí mismos como las caracolas de Neruda que se exhiben en esta muestra singular. Ante los escaparates de cristal, los visitantes se detienen para explicar a los acompañantes que ellos tienen una parecida a esta o aquella.
Son preciosas estas conchas, pero no solo por su estética sino porque guardan en su ecos los poemas de quien vivió en el compromiso con el pueblo. Con esto me quedo, con su compromiso con el pueblo español cuando fue atacado por la locura de los necios. Me quedo con la persona que defendió el orden establecido y a quien colaboró en la huída de los perseguidos.
El mar, la mar, las caracolas hoy vivas en el instituto Cervantes, fueron antes animales muertos, inertes, tendidos en las playas a la espera de que la mano del poeta las rozara para hacerse invisibles.
Leo los versos blancos de luz difusa:
“Es el libertador. Es el océano,
Lejos, allá, en mi patria, que me espera” (Llama el océano. Jardín de invierno)


Instituto Cervantes. C/ Alcalá 49
Hasta el 24 de enero