Palabras mayores. En fotografía
hablar de retrato es utilizar palabras mayores. Coinciden los entendidos que es
uno de los géneros más difíciles, pero también de los más agradecidos. Nada
hace sentirse más artista al fotógrafo que escuchar en boca del modelo que le
ha gustado su retrato; es decir, que se identifica con el “yo” que aparece al
otro lado del espejo.
La palabra retrato fue sinónimo
de fotografía durante el siglo xix
y buena parte del xx, y el “retratista”
fue el hacedor del milagro. La primera misión de los retratistas de galería (en
el resto de Europa se utilizó la palabra taller para los estudios, más acorde
con las tareas fotográficas) fue reproducir los rostros con el mayor parecido
posible a la visión que el personaje tenía de sí mismo.
La creatividad surgió cuando se
transgredió la norma, y todos y cada uno de los retratos que Antonio Cabello
presenta en el número 633 de la revista Arte Fotográfico cruzan el círculo de
tiza (contemplen la portada que ilustra esta nota, obra de Cristina Otero).
Antes de repasar las páginas de la revista hubiera escrito que los ojos son
parte fundamental en el retrato, pero después de (re)mirar las fotos de Lionel
Arnaudie lo pongo en duda. De lo que no tengo duda es que el retrato invita a
la reflexión, incluso a inventarnos historias sobre los tipos representados.
En este número, que mantiene el
nivel de los anteriores, cosa harto difícil y por tanto loable, se presentan
obras de Pierre Gonnord, Cristina Otero, Eric Lafforgue, Dmitry Ageev, Lionel
Arnaudie, Dan Winters, Bill Gekas, Lee Jeffries, Thomas Canet, Tom Hoops y
Miguel Oriola.
Para los amantes de la
estadística les diré que son 113 retratos en color y blanco y negro o
viceversa, todos ellos con algo nuestro, con esa sensación de que formamos
parte del juego. Me quedo con una foto de Jeffries (me quedaría con todas), que
viene a definir parte de la condición humana (pag. 34), una imagen premeditada
como indica el autor: “Me esfuerzo por conocer a cada uno de los sujetos antes
de pedir su permiso para hacer su retrato”. En ese retrato veo todos los
pronombres: yo, tu, él…
Cierra la publicación el director de la misma,
Antonio Cabello, quien advierte en sus “Apuntes”: “Corren malos tiempos, malos,
muy malos”, y se pregunta: ¿A quién le importa la cultura? Buena pregunta y
sugerente… Lo dejamos aquí para invitarles además a leer las páginas de Miguel Ángel Azpezteguía
Bravo tituladas “El retrato y su historia”, reflexión sobre la relación entre
el hombre y la imagen.
Pasen y lean