En el nuevo edificio Espacio de Telefónica,
situado en la Gran Vía madrileña, se presentan dos exposiciones: “Arte y vida
artificial, 1999-2012”, y la colección cubista que conserva el centro. Nos ocupamos
de esta en una primera entrega, presentada con una docena de fotografías de la
excelente colección de imágenes en blanco y negro de Alfonso, Marín, Brangulí y
Claret, que conforman el Patrimonio Artístico e Histórico Tecnológico de
Telefónica.
La muestra parte de la obra de
Juan Gris (1887-1927), quien a los 19 años dejó el Madrid provinciano para
trasladarse a París, donde lo recibió Vázquez Díaz. Buscó trabajo en los
periódicos ilustrados y vivió en Montmatre, pero no se dejó atrapar por la
bohemia sino que se entregó a sus ideas. En el magnífico audiovisual nos
sorprende la figura de un Gris bailarín, charlista y frecuentador del Moulin
Rouge: “serio en todo lo que emprendía”.
La obra de este madrileño genial
fue inspiración de Emilio Pettoruti, Albert Gleizes, Jean Metzinger, André
Lothe, María Blanchard, Vicente do Rego o Joaquín Torres García, quien escribió
de Juan Gris: “Fue el que más se acercó a la justa expresión del cubismo, dadas
las premisas que se impuso y, por esto, por encima de todos”. De los autores
citados se muestran obras en la exposición, collages y óleos donde los recortes
de prensa conforman fondos, y donde las cuerdas de la guitarra de Gris trazan
un recorrido de principio a fin.
Juan Gris murió el año 1927, el
que dio nombre a la generación de poetas, cuando todavía le quedaba mucho por
hacer porque solo tenía 40 años. Las pinturas se completan con documentación de
época, en especial las publicaciones de vanguardia sobre arte y cultura.
Más allá de la exposición, el espacio donde se presenta es un lujo, por
lo que en este caso el continente atrae al visitante tanto (aunque no mas) que
el contenido. Pasen y vean, sobre todo la grandiosa escalera, una gozada para
el sentido de la vista.
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