martes, 22 de septiembre de 2009

Buscando al oso y al madroño

Pasaba yo hace media hora por la Puerta del Sol (18,15 h.) cuando un guiri medio traspuesto me puso la mano en el hombro y me preguntó: “¿Uso y madrogno?”. Aunque los idiomas no son mi fuerte, por aquello de la enseñanza de los setenta (traté de aprender inglés en los setenta y en los ochenta con el resultado de: Mi name is Juan), me comporté como me enseñó mi padre y por señas le dije que me siguiera. Y le llevé al mismísimo sitio donde (¡sorpresa!) solo estaba el pedestal del monumento.
Me debió de ver la cara de gilipollas que se me quedó, porque hizo ademán de tranquilizarme. Me dirigí al limpiabotas que estaba junto al quiosco de prensa: “¡Coño! ¿Dónde está el muñeco?”, y el limpiabotas se encogió de hombros como diciendo: ¡Esto no hay Dios que lo entienda!
Sorteé los restos del granito que invade la plaza desde hace no se cuantos meses y revisé los alrededores con siete u ocho golpes de vista. El guiri me dejó solo y una señora que deambulaba por allí me comentó: “Esta mañana se lo han llevado en un camión”.
Otra vez lo mismo. ¿Quién, cómo y cuándo ha decidido cambiar de sitio al muñeco de muñecos? Tengo asumido que no pintamos nada, pero eso de tocarme al oso y al madroño me ha llegado al alma. Como hace semanas que no sigo la prensa, debido a que he decidido entregar todo mi tiempo de ocio a Belén Esteban y a “Sálvame”, no me había enterado del atentado a mi patria chica… Y aquí me tienen, buscando a mi oso y a mi madroño desde la red de redes.
Por favor, si alguien sabe donde se encuentra que me escriba inmediatamente. Supongo que aparecerá en algún sitio. Mi madre me ha dicho que lo colocarán debajo del anuncio de Tío Pepe, mi amigo Israel que en El Retiro y mi vecino del segundo que lo llevan al único sitio que todavía no ha mandado levantar el señor alcalde.
¿Qué otra forma hay de tratar estos asuntos? ¿Cómo juzgar la impunidad con que deciden cambiar las cosas de sitio? Todo es anecdótico, es cierto, pero la anécdota es el referente para entender como se actúa con el más absoluto de los desprecios. ¡Y pensar que Álvarez del Manzano hizo una consulta para ver donde se colocaba la estatua de Carlos III!
Lo vas a conseguir alcalde, vas a conseguir que entendamos a la señora Aguirre, y mira que es difícil …
Perdón, tengo que dejar de escribir, acaba de llegarme un mensaje al móvil. ¡Es del Oso...!
Está escondido en una alcantarilla (acojonado) porque al parecer alguien ha dado la orden de que talen el madroño…
Se me olvidaba: Quedan unos cuantos días para que nos concedan (o no) las Olimpiadas. Apenas tenemos tiempo para hacer un inventario de los monumentos de cada barrio... ¡Dense prisa!

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